I need to find my own Magic Bus

miércoles, 8 de diciembre de 2010

THE RETURN OF THE JOKERMAN!!!

Buenas queridos engendros!!!
Nuevamente ante la presentacion de un nuevo cuentillo, pues en este caso, uno de los primerizos. Me encuentro aqui, en esta tarde de miercoles que mas que miercoles parece domingo, donde deberia de estar estudiando, o armando el arbol que implica el comienzo de la locura de fin de año. La despedida de otro monotono año que se suma a los anteriores, pero en visperas de un potencial gran año a la puerta de mi morada.
Aunque no creo que este sea el articulo de cierre para este año.Probablemente preparare algo para los pocos pero generosos lectores tan amables de seguir interesandose en estos delirios. Sin mayor preambulo les dejo este escrito sin mayores pretenciones que las habituales. Ojala le disfruten, comenten dentro de sus posibilidades y continuen apoyando este pequeño espacio que espero pueda seguir prolongandose por algunos momentos mas.

Sin otro particular, les dejo ante las letras en cuestion. Saludos

JOKERMAN

ANTES DE SU REGRESO

Me despierto desorientado. La noche nunca me pareció tan oscura como hoy. Ella ya no está, pero su presencia sigue conmigo.
El miedo a lo desconocido me advirtió sobre ella… pero no quise escuchar. Una sombra me invade mientras palpo la sangre en mi cuello. La mordida me privo de mi mortalidad, y de lo que quedaba de humanidad en mí.
La oscuridad me absorbe como a un hijo más en la noche. Me abraza y me promete millares de cosas por venir. Pero no quiero ninguna de ellas.
Todo fue mi culpa. La recogí en un antro en el rincón más peligroso de esta ciudad. Me cautivo con su encanto. Pero ya es tarde para lamentos. Casi tan tarde como la noche, y tan inútil como la puja de la poca esperanza que yace en mi.  
Esperanzas. Es gracioso. Mientras la noche transcurre me olvido como se sentían. De hecho, poco puedo sentir a medida que camina el reloj. Es como si un fantasma empezara a invadir mi negro corazón. Pues ya no podre comer. Ni soñar. Ni dormir. Ni suspirar.
Ni siquiera amar.
Me siento tan vacio como el callejón que me rodea. Una cáscara frágil… que le queda aún mucho por vivir. Eso si es que a esto se le llama vivir. El tiempo me apremia, pero no mi futuro. Su voluntad era tan cruel como mi destino. Y pronto esa misma voluntad se hará presente en mí.
El estomago se me revuelve. Es la sensación más desagradable que jamás haya sentido. Me deslizo por las paredes del callejón, tambaleándome, buscando una salida. Mi mente se nubla y el instinto ataca. Un animal en mi interior. Y esta muy hambriento.
Trato de contener los impulsos, pero es inútil. Pues ya no soy libre. Ni siquiera puedo sentir la brisa de la noche. No puedo controlarme, poco queda ya de mí conciencia. Sin libertad no soy más que un animal. Y este animal desea sangre.
La cacería comienza, pero afortunadamente las calles están vacías. Mis instintos son indomables, es sólo cuestión de tiempo hasta encontrar una víctima.
El cansancio me enlentece… me da un poco de sosiego. Pero la bestia sigue creciendo, y no se apiadará de nada ni nadie. Maldita sea esa tentadora. Ese demonio de blanco exterior. Es capaz de llevar un hombre a la locura, de sacar el lado oscuro. Y mi realidad no es muy distinta.
Me sentía indefenso nuevamente. Igual que cuando me escape de casa, pues no vengo precisamente de una familia bien fundada. Mi padre me dejo antes de nacer, y mi madre…bueno… solo digamos que nunca estuvo muy feliz de tenerme. Ya era suficientemente difícil la situación en casa, pero la calle era aún más cruel. Ella me crío, me enseño sus formas y me mostro la única salida que me quedaba.
Tenía solo catorce años cuando atravesé ese umbral, cuando puse un pie fuera de casa. Y no hubo vuelta atrás.
Viví años de miseria y soledad antes de conocerla. Aunque aún los vivo.
Cuando la angustia me destruía ella me mostró un camino. Pero ese camino no era mejor que el que ya rondaba. Me sumió en la muerte, en la codicia. Desato mi peor versión, una que jamás debí dejar salir. Hacia lo que sea para sentir su dulce aroma… para saborearla. Este amor arruinó mi vida, y derribo mi espíritu. Ese espíritu humano que es tan difícil de corromper, cuando es puro...
Así es mis queridos amigos… es así de poderosa. Así de tentadora. Su belleza no tiene igual, y yo fui muy débil para declinar su dulce amor.
Mientras me hago camino por el desolado parque, esa penumbra me invade de nuevo. Me invade al observar a una desafortunada mujer que se cruza en mi camino.
El monstruo se apodera. Me transforma en algo que ese niño de catorce años jamás imagino. Sus gritos no me detienen. Ni siquiera lo hace su sangre que mancha mi conciencia. Pues ya no tengo conciencia. Ya no más.
No es hasta que la despojó de su vida violentamente, cuando me golpea. Me golpea esa sensación que tanto odio. La realidad hace su aparición en mis ojos nuevamente. Toco mi cuello y noto que no hay marcas, ni siquiera un rastro de sangre. Y busco el dinero de su cartera.
Necesito el dinero. Necesito otra dosis antes que la realidad se apodere de mí nuevamente. Antes de que regrese.

“La creencia en una fuente sobrenatural del mal no es necesaria, el hombre por sí mismo es muy capaz de cualquier maldad”.
(Joseph Conrad)

FIN


PD: como de costumbre, un videillo para que se cuelguen un poquillo, jajajaj.